De todos es sabido que la formación de un delta fluvial depende de los sedimentos que arrastra, a lo largo de todo su recorrido, el río al que pertenece. En el caso de la Tordera, pese a que no tiene embalse que retengan estos sedimentos, sí existe una intensa actividad de extracción de áridos, por ejemplo, que frena su llegada a la desembocadura.
En 2020, los estragos que provocó la borrasca Gloria en otros lugares sirvieron, en este caso, para dar forma a un delta que llevaba muchos años dañado. Posteriormente, la falta de frecuentación humana derivada de los sucesivos confinamientos a los que nos vimos forzados, hizo que este delta remodelado estallara de vida animal, sobre todo de aves.
En esta conferencia, Elena Farré y Enric Badosa nos explicarán qué ha pasado desde entonces y cómo una catástrofe natural (aunque de baja intensidad) derivó en la protección de un espacio natural, en la creación de un grupo ecologista que vela por su integridad y, en definitiva, cómo los ornitólogos catalanes ganamos un nuevo lugar de peregrinación.